Aquel graffiti llevaba años mirándome.
Decía "puedo llegar a ser algo bonito, con sentido"...
Y gracias a mis espectaculares alumnos de 1° de bachillerato de Artes, aquel garabato llegó a cumplir el sueño que tantas veces me había expresado.
Así quedará aquí, en el patio del Pérez Chirinos para siempre, transmitiendo su mensaje.